No tiene la ocasión de hablar mucho sobre el tema, pero Brad Pitt (58) de vez en cuando siente la necesidad de desahogarse sobre algo que no le han diagnosticado oficialmente, pero que sin embargo está convencido que le acompaña desde hace años. Un trastorno neurológico que le ha granjeado cierta fama de antisocial.
“Hay muchas personas que me odian porque creen que les estoy faltando al respeto. Hubo un año en el que simplemente dije, este año voy a afrontarlo y preguntarle a la gente dónde nos conocimos, pero todo empeoró. Las personas todavía se ofendían más e interpretaban mi problema como un gesto de vanidad o egolatría. Pero es un misterio para mí, simplemente no puedo recordar un rostro”, aseguraba el actor en 2013 a Esquire sobre la prosopagnosia o ceguera facial que está convencido que sufre.
Según Joachim Bodamer, quien acuñó el término 1947, la prosopagnosia es la interrupción selectiva de la percepción de rostros y, dependiendo del grado de deterioro que sufran los enfermos, se puede tener dificultades para reconocer el propio rostro, una cara familiar, las caras de desconocidos e incluso es posible no poder distinguir una cara de un objeto.
Esta condición está asociada a la aparición de daños o deterioro en una determinada zona del cerebro que se encarga de coordinar los sistemas neurales que controlan la percepción facial y la memoria. Las causas pueden estar relacionadas con una traumatismo, un accidente cerebrovascular, o con algunas enfermedades neurodegenerativas e incluso estar asociadas a ciertos tumores cerebrales. La ceguera de las caras puede ser congénita y puede estar presente en niños con autismo o el síndrome de Asperger.